Ha sido una etapa bastante dura. Hoy nos tocaba la subida al Monte del Perdón (1000 metros de altura aproximadamente) con una bajada difícil, según habíamos leído y nos habían advertido, pero no ha sido tan así. La dureza de la jornada la ha provocado las condiciones meteorológicas: ha llovido casi todo el día. En la cumbre se podía leer: "Bienvenidos al monte del perdón, donde el camino del viento se cruza con el de las estrellas". Lo del viento viene porque es un lugar donde el viento avanza con fuerza, se aprovecha, incluso, esta energía eólica con la colocación de varios molinos.
Hoy hemos hecho un nuevo amigo, Harold. Es un canadiense de 80 años que no los aparenta en absoluto. Aquí os pongo una foto de él junato a mi madre, la de rojo; y mi tía, la de negro.
La etapa ha finalizado con una cena en común con todos los peregrinos. La cocinera: mi madre, el plato: gachas, plato típico de la mancha, tierras donde nació mi padre.
¡Hasta pronto!
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